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Por casualidad, ¿se ha preguntado alguna vez por qué los chiles tienen el sabor picante que tienen? Las aves, que puede parecer que no tienen nada que ver, son fundamentales para la existencia de estos frutos y condimentos picantes que, por cierto, a muchos nos encantan.
La capsaicina es un compuesto químico biológicamente activo que está presente en la mayoría de los chiles. Esta pequeña molécula de sólo 18 carbonos, por cierto, es en gran parte responsable del sabor picante de chiles como el temible -y delicioso para algunos- Carolina Reaper.
Este, por cierto, es considerado el pimiento más fuerte del planeta, llegando a ser cerca de 200 veces más picante que el chile jalapeño. El pimiento súper picante es una variante artificial de la especie Capsicum chinense cruzar con otros pimientos.
Resulta que las aves simplemente no tienen receptores gustativos para la capsaicina. En otras palabras, aparentemente no sienten ninguno de los efectos gustativos de los peores pimientos. A pesar de ello, es posible que algunas aves tengan problemas digestivos con los alimentos muy picantes.
Imagen: annaluizaao/Pixabay
Lo que ocurre es que los pájaros son grandes dispersores de semillas. Viajan miles de kilómetros y, por supuesto, defecan en medio del camino. Una buena parte de las semillas, sin embargo, acaban sin ser digeridas por los pájaros y salen junto con las heces: el abono perfecto y la mejor manera de esparcir las plantas.
Así pues, es posible que la relación entre pájaros y pimientos sea un bello ejemplo de coevolución, cuando dos organismos ecológicamente cercanos evolucionan hacia nuevas características relacionadas. Además, el mutualismo beneficia a los pimientos, que pueden extenderse a nuevos entornos, y a los pájaros, que obtienen su alimento de los frutos del pimiento sin sufrir el sabor acre.
Las ardillas no soportan el sabor picante
Los mamíferos, en general, sienten todo el efecto de la capsaicina. Especialmente los que comen y digieren semillas. Las ardillas, por ejemplo, suelen comer semillas, y acaban ayudando a la planta de otras maneras.
Sin embargo, en el caso del pimiento, la interacción con una ardilla no es muy ventajosa, ya que el animal acabaría por no transportar las semillas a lugares lejanos. Los mamíferos, en general, tienden a esparcir las semillas (mediante sus cacas) a distancias más cortas.
Así, miles de años de selección crearon una característica que permitió a los chiles dispersarse a distancias muy elevadas, sin que sus semillas cayeran demasiado cerca y se convirtieran un día en una planta competidora.
Además, la evolución nos ha dado una de las especias y condimentos más apreciados en todo el planeta.