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La Tierra no está donde creíamos que estaba en el espacio, según una nueva investigación. Así lo han constatado los astrónomos, que han redibujado el mapa de la Vía Láctea a partir de nuevos datos y observaciones.
No es lo que pensábamos
Una de las cosas más importantes en la ciencia es el reconocimiento de nuestra propia ignorancia. Esto permite a los científicos reconocer que algo es erróneo, incluso si es de su propia cosecha. De esta manera, los estudiosos pueden abrir sus mentes a nuevas posibilidades, y luego proponer correcciones o mejoras a las teorías.
Siguiendo este principio, los científicos vieron que el mapa de nuestra Vía Láctea realizado hace décadas no era tan correcto. Estudios y observaciones recientes han permitido construir el mejor mapa de la Vía Láctea jamás realizado.
Basándose en nuevas observaciones y en el primer catálogo de Astrometría, los astrónomos han recreado el nuevo mapa de la Vía Láctea y han calculado la posición del centro galáctico. Para ello, se han utilizado varios proyectos con telescopios avanzados para conseguir una cantidad de tiempo de observación sin precedentes. En total, cinco mil horas de grabaciones galácticas para darnos una nueva yde nuestra galaxia.
Según el mapa, el Sistema Solar no está exactamente donde creíamos que estaba, sino más cerca del centro galáctico, donde, por cierto, se encuentra un agujero negro supermasivo.

Pero no hay que preocuparse: no nos estamos moviendo hacia el centro, y aunque lo hiciéramos, sería en una escala de millones de años.
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Cartografía espacial
El error en la investigación demuestra que es realmente complicado cartografiar una galaxia en tres dimensiones. Es más fácil cartografiar las coordenadas bidimensionales de las estrellas (individuales) que medir las distancias entre ellas.
Un buen ejemplo reciente es el caso de la estrella gigante roja Betelgeuse, que con nuevos estudios ha resultado estar más cerca de la Tierra de lo que sugerían las mediciones anteriores.
La ciencia que se ocupa de calcular las distancias entre galaxias y objetos cósmicos se llama Astrometría; avanza lentamente a medida que surgen nuevas tecnologías y técnicas.
La astrometría se basa en estudios de radioastronomía, como el estudio VERA, de origen japonés, que utiliza varios radiotelescopios repartidos por el archipiélago nipón, combinando los datos para conseguir la misma resolución que un telescopio de 2.300 kilómetros.
Para algunos, el cambio puede parecer irrelevante, pero tiene un impacto en nuestras mediciones e interpretaciones del centro galáctico. Estudiarlo puede ayudarnos a entender mejor el universo y nuestra propia galaxia.
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Con información de Science Alert